pedida de mano

Me han pedido matrimonio… y no sé por dónde empezar

Una mirada honesta (y sin dramas) a lo que pasa después del “sí”

1. Cuando pasa la emoción… toca organizar

El momento fue perfecto: una pedida de película, emoción a flor de piel y un “sí” que marcó un antes y un después. Pero cuando se pasa la euforia inicial, llega la gran pregunta: ¿cómo se organiza una boda?

No te preocupes si no tienes ni idea por dónde empezar. Es más común de lo que parece. Y aunque no hay una fórmula mágica, sí hay caminos más claros que otros.

2. Elegir el tipo de espacio: ¿campo, hotel o restaurante?

Antes de entrar en presupuestos o detalles decorativos, lo primero es pensar en el tipo de lugar que encaja con vuestro estilo:

  • Espacios rurales o fincas: ideales si buscáis una boda al aire libre, rodeada de naturaleza y con mucho margen para personalizar. Eso sí, suelen requerir más trabajo de montaje y proveedores externos.
  • Hoteles: una opción cómoda y funcional, especialmente si hay invitados que vienen de fuera. Suelen ofrecer paquetes completos que facilitan mucho la organización.
  • Restaurantes: perfectos para bodas más íntimas o gastronómicas. Muchos ofrecen menús personalizados y espacios reservados para celebraciones privadas.

3. El catering: sabor, calidad y estilo

Uno de los aspectos clave de cualquier boda es la comida. Ya sea en finca, restaurante o salón, el catering marcará una gran parte de la experiencia.

Desde propuestas tradicionales hasta menús creativos con showcooking o estaciones temáticas, lo importante es que todo esté bien pensado para el estilo de vuestra boda y el perfil de vuestros invitados. Y sí, también que esté rico.

4. El presupuesto: números que sí importan

Organizar una boda implica asumir que no todo se puede tener. Por eso, conviene establecer un presupuesto desde el principio y priorizar en función de lo que más os ilusione: ¿música en directo? ¿vídeo cinematográfico? ¿decoración de ensueño?

En líneas generales, una boda media suele rondar los 25.000 a 35.000 €, aunque cada pareja encuentra su equilibrio en función de sus gustos y circunstancias.

5. ¿Necesito un wedding planner?

La respuesta rápida: no siempre. La respuesta real: depende. Si tenéis tiempo, ganas y paciencia, podéis organizarlo vosotros. Pero si preferís delegar, evitar imprevistos y llegar relajados al gran día, contar con un wedding planner puede ser una inversión más que justificada.

Estos profesionales se encargan de coordinar todos los aspectos, desde los proveedores hasta los tiempos el mismo día de la boda. Su experiencia puede ser clave para que todo fluya.

6. Que no se te olvide lo más importante

Una boda es solo un día, pero lo que celebráis va mucho más allá. No dejes que el estrés te robe la ilusión.

No hace falta que sea perfecta, ni que todo el mundo opine que fue “la boda del año”. Lo importante es que os represente, que os haga felices y que al final del día, os vayáis a dormir con una sonrisa sincera.

Porque eso, en realidad, es lo que queda.